Érase que se era un lobo y una zorra que estaban muertos de hambre y decidieron buscar comida.
Llegaron a un granero y cogieron simiente de maíz. Y le dijo la zorra al lobo:
- Haz el agujero y yo echaré las semillas.
A los cuatro o cinco días le dijo la zorra:
- Mira: para que no haya peleas, lo que nazca por debajo será para ti, y lo que nazca por arriba, para mí.
Quedaron de acuerdo y empezaron a recoger los frutos. Cuando acabaron, la zorra se había quedado con todas las panochas y el lobo con todas las raíces.
El lobo no quedó conforme y fueron a buscar más comida. Ahora la zorra, más lista que el lobo, cogió simiente de remolacha y dijo:
- Ahora será para mí lo de abajo.
Quedaron tan conformes y al cabo de unos días cogieron los frutos. La zorra se quedó con todo el fruto y el lobo con todas las hojas.
Así la zorra burló al lobo y lo dejó allí sin volver a verle jamás.
Llegaron a un granero y cogieron simiente de maíz. Y le dijo la zorra al lobo:
- Haz el agujero y yo echaré las semillas.
A los cuatro o cinco días le dijo la zorra:
- Mira: para que no haya peleas, lo que nazca por debajo será para ti, y lo que nazca por arriba, para mí.
Quedaron de acuerdo y empezaron a recoger los frutos. Cuando acabaron, la zorra se había quedado con todas las panochas y el lobo con todas las raíces.
El lobo no quedó conforme y fueron a buscar más comida. Ahora la zorra, más lista que el lobo, cogió simiente de remolacha y dijo:
- Ahora será para mí lo de abajo.
Quedaron tan conformes y al cabo de unos días cogieron los frutos. La zorra se quedó con todo el fruto y el lobo con todas las hojas.
Así la zorra burló al lobo y lo dejó allí sin volver a verle jamás.
Lo recogió José Manuel González Peña, 13 años.
Lo contó su madre Encarnación Peña Pelegrina, 33 años.
Yegen.
Lo contó su madre Encarnación Peña Pelegrina, 33 años.
Yegen.
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