Un vendedor de naranja' que iba de acá p'allá y paró en una posá' pa' pasar la noche. Cuando la posa'era creía que el naranjero dormía se levantó a robarle naranja'. Pero él se había da'o cuenta y por la mañana le dijo que le diera laj naranja' que le había roba'o. La pos'era contestó que no sabía na' y el naranjero le respondió que su burro se lo había dicho porque su burro era especial. Ella le pidió que le vendiera el burro pa' así saber la gente que le quitaba. El naranjero le dijo que no se lo vendía, pero que le podía decir la manera de que ella podía tener uno. Y era que se tenía que tirar tre' día' sin mear.
Ella se lo contó a su marí'o y a él le pareció una buena idea. El primer día ya estaba que no podía máj; al segundo, peor todavía; y al tercero, ya iba a reventar. Y le dijo el marí'o de ir a dar un paseo por el campo, pa’ ver si se le pasaba el rato mejor. Ella estaba ya que no podía, y le dijo a su marí'o que mearía un poco, aunque el burro saliera sin orejas. A él le dio pena y le dijo que bueno, pero que muy poco. Entonces se puso la muje’ al la'o de una cepa. Al mijmo empezar la muje’, saltó una liebre y el mari'o, como un desesper'o dijo:
- ¡Ay, ay, ay, qué tonta, que ya estaba tan grandecico y to', que ya iba con orejilla'...!No se las pensó y le dio una paliza pa' matarla.
Lo recogió Maribel Maldonado Escudero, 16 años.
Lo contó Gabriel Sedano Lupiañez, 65.
Murtas.
Lo contó Gabriel Sedano Lupiañez, 65.
Murtas.
0 comentarios:
Publicar un comentario