Era un rey catalán que tenía una hija mu hermoza. Vivían en una ciudá rodeá de murallaj, y eran mu felicej. Pero un día z'acercó un dragón ar lugá donde vivían y z'acabó la tranquilidá pa tó'j.
Loj habitantej de la ciudá no z'atrevían a zalir de la mijma. Llegó un momento en que no tenían que comé. Entoncej dijo el rey:
- Que z'eche a zuerte entre tó'j loj que aquí vivimoj, hombrej y mujerej. El hombre o la mujé a quien correjponda la mala zuerte zaldrá ar campo a entretené ar dragón. Mientraj tanto, loj demá bujcaremo alimento pa' poder viví otra temporá.
Fue la princeza la dejgraciá a quien le correjpondió ir en bujca del dragón pa' entretenerle. La princeza, dijpuejta a tó, zalió ar campo, atravezó un bojque zobre zu yegua negra y no tardó en llegá a una gruta abierta entre laj roca. Unoj rezoplío ejpantozo le hicieron comprendé' que allí ejtaba er dragón. La princeza ze queó paralizá. De pronto, como llovío der cielo, apareció un caballero montao en un caballo blanco. Vejtía una fuerte armaúra y empuñaba una lanza en la mano derecha. En el mijmo momento zalió el dragón de zu gruta.
- ¡Apartao, princeza! - gritó er caballero - ¡Yo oj protegeré en el nombre de Dió!
Con la lanza en la mano, ejperó a la fiera. Dio el dragón un tremendo zalto, abriendo zu enorme boca. Er caballero, entonce, le clavó la lanza en la garganta y el dragón queó zin vía.
La princeza, acompañá por zu zarvaó, llegó a laj puerta de la ciudá. Allí le preguntó:
- ¿Quién zoi?
Er caballero le mojtró zu ejcuo y le dijo:
- ¿No te dice bajtante ejta cruz?
- ¡E zan Jorge, e zan Jorge! - gritaron cuantoj le vieron.
Y zan Jorge e', dende entonce, er zanto patrono de Cataluña.
Lo contó su abuela Dolores Rodríguez Lozano, 82 años.
Lanjarón.
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