jueves, 27 de noviembre de 2008

LA NIÑA SIN BRAZOS


Esto era un matrimonio muy pobre y el hombre tenía que vender leña para vivir. Iba con un burro muy viejo y débil.Un día, yendo a vender una carga, se le cayó toda al suelo. Un hombre que pasaba por allí le dijo que si le gustaría cambiar de vida. El pobre dijo que sí y el otro le contestó que le ayudaría si le prometía dar lo primero que le naciera. El pobre hombre lo pensó un momento y aceptó. Al cabo de algún tiempo su mujer dio a luz una niña, y era lo que primero le había nacido en casa. Muy afligido, le explicó a su mujer que tenía que dársela al hombre con el que había hecho el trato.
Llegó el día del trueque y se fue con su hija al bosque. Se presentó el hombre y, nada más verlo, la niña hizo la señal de la cruz con su manita derecha. Entonces el hombre (que era el demonio en persona) le mandó al padre que le cortase la mano. El padre se la cortó. La niña hizo la señal de la cruz con la mano izquierda. El demonio le mandó que se la cortase. Y también se la cortó. Luego le ordenó que se la llevase a la espesura y que la dejase abandonada. El padre obedeció y la dejó en una cueva, porque en el último momento tuvo compasión de su hija.
Esta cueva era la madriguera de una osa. Cuando la osa daba de mamar a los aseznos, la niña también se acercaba a mamar. Así se crió y le iba naciendo vello como a los osos, por todo el cuerpo. Cuando creció, le echó una maldición a su padre: que se le clavara una espina y que nadie pudiese sacársela si no era ella.
Un día el príncipe iba de caza por el bosque y acertó a pasar por delante de la cueva persiguiendo su presa. Vio a la muchacha y se enamoró de ella. Pasados unos días volvió a por ella y se la llevó al palacio y se casó con ella. Pero la madre del príncipe no estaba de acuerdo con aquel matrimonio y le hacía la vida imposible a la niña.
Hubo una guerra y el príncipe tuvo que partir, dejándo a su mujer, que iba a tener un hijo, al cuidado de su madre. Todos los días escribía el príncipe preguntándo si había dado a luz. Hasta que un día, por fin, su madre le contestó que su mujer estaba bien, pero que había dado a luz un perro y una perra. El príncipe contestó que le daba igual, que los cuidaran a su mujer y a sus hijos hasta que él volviera. Pero su madre no hizo caso: mandó hacer una mochila y metió a los niños en ella, la ató a la madre y los echó del castillo.
La mujer echó a andar, andar, y los niños ya iban sucios y con hambre. Llegó a un riachuelo y allí se paró, lamentándose de no poder lavarlos, ni darles de beber. En esto se le apareció una anciana y la muchacha le pidió que le lavara los niños. La anciana le contestó que los echara al río y que los lavara ella. Ella le hizo ver que no tenía manos. Y la anciana entonces cogió a los niños y los tiró al agua. La muchacha, al ver que se les ahogaban, fue a meter las manos en el río para cogerlos y en ese momento le crecieron. Así pudo salvarlos y luego lavarlos y atenderlos. Cuando quiso acordarse de la anciana, había desaparecido.
Siguió su camino y llegó a un pueblo. Fue a la posada para descansar, pero estaba llena de soldados y el posadero no quería mujeres allí. Ella insistió hasta que la admitió. Llegó la hora de comer y un príncipe que estaba con la tropa le dijo al dueño de la posada:
- ¿Por qué no nos acompaña la mujer?
Ella se acercó a la mesa y en aquel momento reconoció a su marido, pero se calló. Al príncipe le pasó lo mismo; pero su mujer no tenía brazos, y aquella, sí; y su mujer había tenido un perro y una perra, y aquella tenía dos niños. Dio la casualidad que sentado a la mesa estaba también el padre de la niña. La mujer dijo:
- En mi pueblo es costumbre contar la historia de cada uno, cuando se conocen.
Pues empezó a contar su historia el padre, y al oírla la niña supo que era su hija. Le pidió que le dejara probar a sacarle la espina que llevaba clavada. Y se la sacó y el padre la reconoció. También la reconoció el príncipe y se los llevó a todos con él al palacio y vivieron felices.

2 comentarios:

saul meral dijo...

Mi abuelita que es de Campanillas en Málaga y hoy tiene 90 años me contaba un cuento muy muy similar de chico. Aunque con muchas variaciones. La chica sin brazos, los niños, el río y la forma de salirse son lo mismo. El resto no. Ella lo llamaba el cuento de la virgen del carmen. Ya no se acuerda de él. Pero yo perfectamente, porque era mi preferido. Hoy tengo 39 años.

Unknown dijo...

Por favor podrías poner el cuent que te comtaban con todos los detalles que recuerdas? Muchas gracias

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