jueves, 27 de noviembre de 2008

LA NIÑA Y EL POZO


Érase una vez una mujer que tenía dos niñas: una se llamaba María y otra Ana. Pero la madre no quería mucho a Ana.
Un día les dijo:
- Voy a comprar al mercado. Cuando vuelva quiero que hayáis terminado todas las faenas de la casa.
María se puso a arreglarse y mirarse al espejo y Ana, en cambio, barrió, planchó, cosió,... Pero, cuando sintieron venir a su madre, María salió corriendo a decirle que Ana no había hecho nada, que se había pasado el tiempo mirándose en el espejo y que le había tocado a ella hacer todo. La madre se lo creyó, porque a María la quería mucho, y, muy enfadada, le mandó a Ana que fuese a por agua al pozo, con el cántaro más grande que había en la casa. Tanto pesaba que, cuando fue a sacar el agua, se le cayó y Ana se tiró a por él. Pero cuando lo tuvo en las manos, no podía salir. Y unos árboles que la vieron allá dentro le dijeron que si les hacía una buena comida, y les gustaba, que la sacarían. La niña les hizo una comida muy buena y tanto les gustó que no sólo la sacaron sino que, además, le dieron joyas y adornos muy bonitos.
Cuando Ana llegó a casa, su madre y su hermana le preguntaron cómo había conseguido todo aquello. Ana se lo contó todo y la madre mandó ir a María, porque la quería mucho y quería que los árboles le dieran también a ella joyas y cosas bonitas. Cuando llegó al pozo, dejó caer el cántaro y se tiró a por él. Entonces los árboles le dijeron lo mismo que a Ana. Pero María no sabía hacer comida y la dejaron en el pozo.

3 comentarios:

la soque dijo...

no se que decir bueno aparte de que por supuesto todo es mentira

la soque dijo...

noooolo creoooo

Borrascapins dijo...

Me encanta. Mi tía Librada me contaba una versión de este cuento y me ha hecho muchísima ilusión ver este cuento publicado.
¡Enhorabuena por tu gran labor de recopilación y mantenimiento de la tradición oral!

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